Imagina que tienes mil globos de helio atados con un lazo de seda, a su vez amarrado al tronco de un árbol. Muchos de ellos acabarán escapándose del nudo, algunos se quedarán enganchados a la copa del árbol y otros tantos volarán tan alto que llegará un momento que no les puedas seguir la pista.
Así es como se escapan los recuerdos.
Puede que fuera un poco tarde, pero hace exactamente un año que descubrí – mi primer – blog de viajes. Ya he hablado por aquí alguna vez de Aniko Villalba y su dedicación exclusiva a viajar, que va relatando en Viajando por ahí. Desde entonces he leído entre otros muchos a El Pachinko, Magia en el camino, Viajes y cosas así, Crónicas de un argonauta… Son gente que han viajado por muchos (¡muchos!) países. ¿Cómo recordarán esos viajes?
Me imagino que en su cerebro hay infinitos puzzles donde cada pieza es una cara, una plaza, un monumento o incluso un momento. Posiblemente haya alguno que sea capaz de montar el puzzle sin apenas concentración, y seguramente para otros será un mundo no mezclar las piezas de ese puzzle.
¿Así es como se escapan los recuerdos?
Pues vayámonos de viaje, que ya me encargaré de hacer fotos y escribir para recordar…