Solo hay dos profesionales en el mundo que potencialmente pueden experimentar o aprender de cualquier oficio: los actores y los periodistas. Los primeros desde dentro de su propio ser, y los segundos a través de la investigación y documentación. Yo no soy actriz y de periodista solo tengo un título, pero me sumo al juego de mancharme las manos para experimentar por unos días y de una forma muy tosca el arte del comisariado. Empezando con algo sencillito, veamos cómo se puede organizar una exposición de fotos. (Cuña publicitaria: durante todo este mes de junio en la Biblioteca del Clot con imágenes de los socios de la asociación Barcelona Travel Blogger)
¿Cuál es la figura del comisario?
Un comisario no solo es un jefazo policía, también es un puesto de trabajo relacionado con el mundo del arte. En España aparece a finales de los años ochenta y, por resumirlo muchísimo, es la persona que se encuentra detrás de una exposición en una galería de arte o un museo. Es quien justifica un proyecto y se le considera el puente entre el público y el artista. Tal y como lo define Tania Pardo en este documental de La2, es un contador de historias que acerca el arte a todo el mundo, para extraer conocimientos pero también placer.
Me maravilla y me asombra que haya formas infinitas para contar historias. Hasta ahora, cada vez que he entrado a un museo o una galería de arte, he reflexionado sobre qué quiere transmitir el artista con determinada obra (o conjunto de obras) pero no me había parado a pensar que detrás hay alguien que gestiona todo esto, y de varias formas:
- Buscando obras ya finalizadas. Probablemente el comisario lo que quiere es encontrar artistas emergentes y colocarlos en galerías de prestigio.
- Buscando directamente al artista y pidiéndole una nueva producción para un determinado espacio físico. Una vez más, pensé que el encaje de las obras en las salas de los museos del mundo son meramente fortuitas. Error. Todo está calculado al milímetro y el trabajo de coordinación que hay detrás es bestial.
No conozco a mucha gente dentro del circuito del arte, pero me pregunto si los comisarios pueden llegar a tener el mismo nivel de reconocimiento que los propios artistas… Le encuentro cierta similitud a los cantantes famosos archiconocidos, que no serían nadie sin las bandas de música que tienen detrás y el trabajo casi anónimo de los técnicos de sonido e imagen que ponen luz y decibelios a sus canciones.
Que me voy por las ramas. Por definición, un comisario tiene que viajar y estar en todos los “fregaos” artísticos habidos y por haber porque tiene que conocer a mucha gente para poder desarrollar su profesión. ¡Uy, qué dura vida! Apúntatelo, si eres de los que necesitas un trabajo en el que puedas y debas viajar, este puesto podría encajar contigo cuando seas mayor y hayas hecho todos tus deberes (o en tu próxima vida, quién sabe 😉 )
El ejemplo práctico: cómo organizar una exposición de fotografías de viaje
Quizás quieras exponer tus propias fotografías o a lo mejor quieres juntar a varios fotógrafos, sea como sea hay que tener en cuenta los siguientes aspectos.
- Dónde se hace la exposición: Para este experimento contábamos con el espacio de la Biblioteca de El Clot. Hay que negociar el lugar expositivo, puede ser una simple pared o quizás tengas carta libre para usar otros rincones del lugar.
- Comunicación con los administradores: hay que coordinar fechas, logística y asuntos varios con los responsables de las instalaciones.
- Qué artista será invitado: esto era fácil, todos los socios fueron informados sobre esta actividad y colaboró quien quiso.
- Financiación: se plantean dos vertientes: quién paga la producción y quién paga al artista. Las fotos se han imprimido con recursos propios de la asociación y en este caso, los socios que exponemos sólo hincharemos el pecho. Quiero decir que lo único que aumentará será nuestro ego pues evidentemente no cobramos por exponer. Sin embargo, los artistas que exponen en un museo pueden verse recompensados de dos formas: o bien el museo adquiere una de sus obras, o bien no le interesa aumentar su catálogo y lo que hace es pagarle un “feed”, con una partida presupuestaria pública, o a través de mecenas privados si el museo o galería no es público.
- Justificar el porqué: forma parte del trabajo conceptual del comisario. En este caso cometí un error porque, a pesar de ser todos viajeros, no delimité un tema concreto a los fotógrafos desde el principio. Nada que no se pueda arreglar a posteriori con un poco de ingenio y con las fotografías elegidas ya sobre la mesa.
- Elección de las obras: en este caso y para facilitar las cosas, cada socio eligió su propia foto. Una por cabeza, para no volvernos locos.
- Recopilación de datos: la logística también es importante. Lo mejor cuando se trabaja con un grupo de gente es usar la nube para compartir archivos (Google Drive por ejemplo o WeTransfer para mandar archivos muy pesados).
- Verificar que todas las imágenes cumplen con los requisitos técnicos: esto es de vital importancia. Cuarenta personas con cuarenta cámaras de fotos diferentes y diversos niveles de experiencia con la fotografía. Que una imagen salga bonita en el ordenador no quiere decir que sea apta para imprimir así que ojo con las dimensiones y la resolución de las imágenes.
- Impresión: montar una exposición no es barato. Nosotros contamos con un presupuesto muy limitado como asociación así que la mejor solución que encontramos fue imprimir las fotografías en papel «heavy white» por metros y recortarlas y pegarlas en cartón pluma nosotros mismos. Elegimos este papel no solo por ser económico sino porque es mate (el brillo no es buena idea, por los reflejos) y además es algo más sostenible que otros pues tiene pocos componentes plásticos. Tampoco hay que olvidarse de todos los cartelitos que acompañan a cada imagen con la información del autor.
- Montaje: para mí, esto ha sido la parte más tediosa. A pesar de tener un croquis dibujado y saber dónde iba cada foto, colocar cada imagen milimétricamente sobre un espacio que no conoces bien se puede hacer muy largo. Cuidado con el adhesivo, el blue tack (ese famoso chicle azul) es útil pero puede jugarte malas pasadas como que se desprenda de la superficie.
- Difusión: con las fotos impresas no acaba todo. Hay que hacer varios trabajos audiovisuales (en nuestro caso creamos un póster, escribimos un post en el blog de la asociación y grabamos un vídeo). Estos contenidos se difunden a todos los contactos que pudieran estar interesados y también se publican por diversas redes sociales, tanto a nivel asociativo como individual. Esto ya se sale del rol del comisario pero nosotros no desdeñamos el trabajo de marketing, que se hace en conjunto con la biblioteca.
- El día de la inauguración: en nuestro caso no hubo que cortar ningún lacito ni decir nada, vuelvo a repetir que la expo está dentro de una biblioteca, shhhhh. Pero para cualquier otro espacio que se preste, invitar a un pequeño refrigerio y dar una charla de agradecimiento no está de más.