Hubo una vez en la que Gildo Kaldorana me dijo: “Beatriz, tú no miras. Escaneas”. Pues bien, iba yo escaneando el bus 32 desde Sants camino a casa tras un finde muy intenso y emocionante en Andorra, de esos de dormir poco. De estar cansadísima. Cuando estoy tan fatigada me sucede que no coordino bien mis pensamientos, confundo las palabras y digo incongruencias. Algo así a estar borracho pero con cero alcohol por mi cuerpo. Iba escaneando el bus 32 cuando en un momento dado reparo en un pequeño recipiente frente a mí. Llevaba un papelito en la mano y se me ocurrió tirarlo ahí pero enseguida entendí: no era una papelera sino una cajita para poner flyers informativos. ¡Flyers informativos! Como el mío…

qué es xperimentando

qué es xperimentando
Las cosas que van sucediendo con xperimentAndo no se planifican –la creatividad no entiende de planificación pero sí de constancia–, sino que van surgiendo fruto de las casualidades y el ingenio. Un día se me cruzó una oferta: 1000 flyers por 20 euros. ¡Póngame cuarto y mitad de flyers, oiga! Aunque no supiera todavía para qué usarlos…

Llevo un mes colocando flyers por lugares diversos como bibliotecas, edificios culturales y centros con gente sin prisas –centros llenos de lectores potenciales, algunas veces como intrusa y otras con el beneplácito de los gerentes del lugar. Juego a esparcir xperimentAndo, a dejar que viaje más allá del mundo virtual y que sea encontrado por gente que no entiende de SEO ni SERPS, y ni quieren saberlo.

el blog que viaja

No me había dado cuenta que el bus se estaba llenando cuando una rubia de unos 35 años se me sienta al lado. Me pongo en modo alerta cuando me doy cuenta que los folletos le llaman la atención, tan fatigada iba que no se me había ocurrido que alguien podría encontrarlos y leerlos en mi presencia. Coge uno y lo voltea de forma muy rápida echándole un vistazo que dura, creo, menos de un segundo. En la segunda vuelta se detiene en la parte del gráfico, que mira con detenimiento ¿Buscará más información en el móvil? Por el rato que tiene el flyer en la mano sé que ha leído toda la información pero, igual que lo cogió, lo volvió a soltar en su sitio. Fin del anuncio –así es como funciona la publicidad y el marketing, se dispone de muy poco tiempo para llamar la atención–.

Al poco rato se baja y durante tres paradas el asiento está vacío. Ya me queda poco para llegar a mi destino pero me siento parte de este propio experimento: quiero seguir observando la reacción de la gente, que va entrando pero también saliendo. El bus no va completo así que hay más opciones y nadie se sienta conmigo. Ya casi llego a mi casa pero decido saltarme las paradas que hagan falta hasta que alguien se siente a mi lado. Por fin, una chica de unos 25 años lo hace. Ella es más rápida que la anterior, diría que no lee toda la información pero a mí me da un vuelco cuando la veo sacar el móvil y teclear xperimentando.com

Es inquietante estar jugando al espionaje. ¡Estoy tan cerca de ella! Hace un repaso rapidísimo a la portada del blog –hay que ver lo mucho que se tarda en crear algo para el impacto tan fugaz que recibirá la gente–. Todo pasa muy rápido pero lo que estoy viendo por el rabillo del ojo ni me lo creo. ¿En serio que está pinchando en el Acerca de? Apenas hay fotos mías en todo el blog pero ahí sí que aparece un primer plano de mi careto. Me pongo todavía más nerviosa aunque bueno, con suerte no se dará cuenta; hoy llevo el pelo suelto y en la imagen lo tengo recogido. Estoy ya lejos de casa y bastante satisfecha con el resultado de este nuevo experimento así que, sin mirarle a la cara, le pido paso para salir de mi rincón y bajarme en la siguiente parada.

No lo pude remediar. Momentos antes de salir la miré, ella levantó la cara y se me quedó mirando a los ojos. Me mantuvo la mirada demasiado tiempo, a mí me dio mucha vergüenza y salí pitando. ¿Me habría reconocido?