A mí de pequeña me daban miedo los cohetes. Y a pesar de ello, recuerdo cómo cada 15 de agosto me escondía entre la gente de la Calle Real para ver los fuegos artificiales, que salían disparados desde el Paseo de la Mora y el Compás de Consolación hacia el cielo con demasiada potencia y un silbido algo estridente para mis oídos. O cómo, ya de adolescente y sin la protección de mis mayores, subía a San Marcos para ver las explosiones de colores desde el cerro de Los Llanos, a salvo de cualquier chispa y con la fortaleza de La Mota como fondo.
Unos cuantos años más tarde me encuentro en otra fiesta mayor. Queda lejos de la de Alcalá la Real, en el tiempo y en la distancia. Aquella niña ya no es tan niña y los miedos… ahora son otros.
Correfoc, o baile de diablos.
Literalmente «correfuego», este pasacalles pirotécnico es tradicional en toda Cataluña y parte de Fracia. Estas fotografías están tomadas en la fiesta mayor del barrio barcelonés de Gracia, que tiene lugar cada año en el mes de agosto.