¡Línea!

¡Han cantado línea, oiga! Jugar a la bonoloto de escribir en internet significa entrar en el juego del todopoderoso Google. Resulta que hoy vengo con una simple foto retrato y apenas 150 palabras que lo definen, solo me quedan otras 100 palabras “obligatorias” para optar al mejor de los premios, el gordo, ese de salir en el primer resultado en el omnipotente buscador. Así que aquí me tienes, jugando a rellenar huecos con cuatro gilipolleces, que cuando pase el robot vea que al menos hay texto. ¿Qué pasará el día en que la máquina sepa distinguir entre la paja y la calidad de un post? No me tomes a mal esta basura de introducción, que yo lo que quería era ironizar sobre esa jodida Pole a la que todo el mundo aspira para poder monetizar lo todo lo monetizable, o visibilizar lo visibilizable, o…

Foto retrato de Marc Eslic, grafitero de Barcelona

Eslic

Te presento a un grafitero de brocha gorda. Me lo encontré pintando un graffiti el día que salí a cazar arte urbano a golpe de cámara. Ni él estaba solo en su tarea de pintar la pared ni yo tampoco era la única que hacía fotos. Pero volvamos a él, que en su casa lo llamarán Marc pero en las paredes firma como Eslic. Dice que la brocha gorda le gusta mucho más que el aerosol por la textura, y porque es más barato. Cuenta que lleva haciendo graffitis desde que era un crío y yo, inocente de mí, le pregunto que si sale cada semana a tomar las paredes de la ciudad. “¡Ojalá! Hasta hace poco, lo hacía una vez al año. Aunque en 2016 habré hecho unas cinco o seis intervenciones”. El graffiti que está haciendo en este momento junto a otros compañeros va por los refugiados “que parece que ya se fue la moda de hablar de ellos en los medios pero hay que seguir gritando”.

Instagram de Eslic