Una pantalla plana y un rayo de sol que ilumina un panorama idílico. Cambio de escena cada diez segundos sin tocar el mando a distancia. Ah, que no tengo televisión… Estoy viajando en tren y voy camino de Gijón. Una andaluza como yo siempre se sorprenderá de ese paisaje tan verde, tan nórdico y poco habitual en mi tierra. Sigo mirando embelesada a través de la ventana cuando un recuerdo me transporta al viaje más largo de mi vida, 36 horas en tren cruzando gran parte de China.
Hace unos meses salí de Shanghái para recorrer unos 3.000km y llegar a Kunming. Compara, sería como ir de Granada a Copenhague. Mucha paciencia y una gran dosis de curiosidad para mentalizarme: iba a cruzar gran parte de China y tenía que tener los ojos muy abiertos. Aún así, era imposible hacerse una idea de la diversidad de paisajes que vería a través de aquellas ventanas. Me había preparado para ver todo tipo de accidentes geográficos, aunque lo que realmente me sobrepasó fue ver la cantidad de infraestructuras que se están construyendo por todo el país. Kilómetros de autovías, millones de edificios en construcción por doquier, aeropuertos… ¿Cómo puede ser que un país que no tiene democracia se haya desarrollado tantísimo en los últimos tiempos? Intento despojarme de mis prejuicios pues una mente viajera lucha contra su etnocentrismo para poder entender al otro, pero hay una suposición estándar en Occidente muy arraigada: conforme una sociedad progresa, se convierte finalmente en una democracia multipartidista, capitalista.
No me imaginaba que iba a encontrar una respuesta aceptable a esta duda un tiempo después, ya en Barcelona. Soy asidua a las charlas TEDxBarcelona, las presenciales. Primero vemos en vídeo una ponencia TED con una temática específica y después se conversa y discute entre todos sobre lo presentado. Esta vez, el tema era bastante controvertido: ¿Es la democracia el mejor sistema político?
Eric Li: Un cuento de dos sistemas políticos
Este inversor y politólogo trata de demostrar que la democracia electoral no es el único sistema político que puede llevar a un país a su desarrollo. Es más, algunos de estos países democráticos, en su afán por difundir el sistema por todo el mundo, lo hacen a veces por la fuerza. Lo que sí es una evidencia en su estudio es que en sólo 30 años China pasó de ser uno de los países agrícolas más pobres en el mundo a ser la segunda economía más grande, donde la clase media se está expandiendo a una velocidad y escala sin precedentes en la historia humana, pues según sus principios políticos nada de esto debería estar pasando.
China es un estado con un partido único, el Partido Comunista Chino, y no celebran elecciones. ¿Cómo puede ser posible un sistema dirigido por un sólo partido? En el seno de su gobierno hay un área que pocos occidentales conocen: el Departamento de Organización del Partido. Éste funciona como un gigantesco motor de recursos humanos, y se basa entre otras cosas en la meritocracia. Este departamento ejecuta una versión modernizada del sistema de mentoría chino, de siglos de antigüedad. Como ejemplo, el actual presidente de China, Xi Jinping, hizo una carrera de 30 años para llegar a ser presidente.
La democracia contribuyó al avance de Occidente y la creación del mundo moderno, pero a día de hoy ya no es sinónimo de prosperidad. Muchos de los países que ya han adoptado la democracia continúan sufriendo pobreza y conflictos sociales; se está convirtiendo en un ciclo perpetuo de elección y arrepentimiento.
Wanyou, una opinión de entre mil millones
Llegó el turno de la discusión. La opinión de Wanyou, una amiga china que me acompañaba, bien merece ser difundida:
Vine a Barcelona a seguir mis estudios de Relaciones Internacionales. En una de las asignaturas estudié las ventajas del sistema político de los países europeos. El contenido de las clases, la estructura de las mismas…todo está basado en un estándar universal: la democracia. Todo gira y se compara en torno a la misma. Yo acepto vuestros dogmas y sé que la democracia es buena, tanto en la teoría como en la realidad. En clase éramos dos chinas y sin embargo el profesor nunca fue capaz de hacer un análisis más profundo sobre las dudas que le planteábamos, pues eran dudas que se salían de lo habitual respecto al resto de sus alumnos occidentales.
Hice también un seminario titulado “¿Es el desarrollo económico de China un riesgo o una ventaja para el resto del mundo?” El hecho de poner este tema como objeto de estudio me hizo pensar. Vosotros ponéis China a un lado del mundo, frente al resto. ¿De verdad que somos todos los chinos, o el gobierno chino, tan malos? Somos un 1.300.000 personas viviendo un proceso de cambio…
Hicimos la clase, enumeramos una serie de ventajas frente a otras desventajas… pero no llegamos a una conclusión concreta. La que yo saqué fue que el rápido crecimiento que China está teniendo, sea económico, político, o cultural… es un ejemplo para el resto del mundo. No estoy diciendo que se copie el modelo chino, sino que cada país en vías de desarrollo tiene que desarrollar su propio sistema, en base a sus recursos, ventajas y tradiciones.